Como si disfrutar del viaje fuera parte de cada destino
Tandil, Buenos Aires, Argentina -.
De todos los pocos viajes que hice, acaso el primero haya
sido el más importante. No quiero decir que los otros no me importen. Pero por
lo que representó para mi, ocupa un lugar importante en mi memoria.
No fue el viaje más largo, ni el más lejano. No fue tampoco
el más esperado o el que represente mayores desafíos. Fue sinceramente el que
me enseñó a viajar. Aprendí cosas importantes para no cometer errores después.
Quería encontrar cosas diferentes, quería encontrarme y
encontrarnos con Vanesa. Andar a caballo, trepar un cerro. Descubrir un cactus
o alguna piedrita rara.
No importa cuanto se planee el viaje. El camino se va
haciendo al andar y de eso se trata conocer. Un viaje interior es eso mismo
también. Acaso uno venga con un mapa incorporado para poder recorrerse a si
mismo.
Siempre dije que si Colón hubiese tenido un G.P.S. nunca se
hubiese tropezado con otra tierra desconocida.
Qué aprendí de ese viaje, aprendí a olvidarme un poco de las
preocupaciones.
Aprendí que tener agua es más importante que tener dinero
para comprarla.
Y aprendí que si a una mujer le gustan los cactus, las
espinas son un problema que a ella le será siempre ajeno. Y que si las piedras
son de su agrado, no importa si es un diamante de amatista o un trozo de canto
rodado. Le gusta y punto y no tienen diferencia para ellas en la belleza y para
nosotros en el peso. Lo importante en andar siempre pensando en encontrar el
camino diferente que nos lleve de lleno a tropezarnos con aquellas cosas diferentes
que en el momento parecen un problema pero que después pueden convertirse en
una bonita anécdota.
De eso trata muchas veces, de no saber qué va a ser de
nosotros mañana para poder vernos en el ahora. Como si disfrutar del viaje
fuera parte de cada destino.

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