Corazón de acero
Tandil, Buenos Aires, Argentina -.
Salimos contando espinas del cerro donde nos despedimos de Don Quijote y Sancho Panza, con la idea de comer algo antes de continuar.
El camino planteaba una bifurcación y nosotros, como no podía ser de otra forma, nos encontramos encarando de nuevo una empinada subida. No conocer el terreno y sus desniveles nos llevaba a exponernos pero la mano única ne la que nos habíamos metido no nos daba otra opción. De nuevo apuntar la trompa al cielo mientras escuchábamos el sonido del motor.
Incluso escucharlo apagarse en un momento y sentir la inercia de la pendiente tirando de nosotros hacia atrás, como un globo que quiere volar pero el hilo lo retiene. Por suerte la cosa no fue más que un susto y logramos llegar a la cima del camino para tomar la curva tranquilamente.
Ahí fue donde encontramos la estatua al obrero de la fundición y con él, al corazón tandilense. Un poco como en la película del Profesor Hippie, nos encontramos con la historia e imagino que esa ha de haber sido la expresión de nuestras caras.
Pero a comienzos del siglo XX se agrega otra actividad que caracteriza a esta ciudad y son las fundiciones de hierro y metales. A ellos el homenaje que nos topamos casi por casualidad cuando salíamos del cerro del Quijote,“El Fundidor” obra de Hugo Jarque y Mariana Debaz y desde el cual, se tiene una vista muy bella del lago y el dique.
El dique en cuestión es una obra de 1964 y esta ahí para proteger a la población de las crecidas del lago producto del agua que baja de los cerros. Se dice que su inauguración, contó con la presencia de la princesa Benedicta de Dinamarca.
Espejo artificial que reúne a familias enteras a practicar deportes al aire libre desde la pesca, pasando por variados deportes relacionados al agua como caminatas y running, es un poco como el sistema circulatorio de la ciudad, encausando grandes cantidades de agua. El lugar invita a relajarse y por que no, incluso algún picnic.
El camino planteaba una bifurcación y nosotros, como no podía ser de otra forma, nos encontramos encarando de nuevo una empinada subida. No conocer el terreno y sus desniveles nos llevaba a exponernos pero la mano única ne la que nos habíamos metido no nos daba otra opción. De nuevo apuntar la trompa al cielo mientras escuchábamos el sonido del motor.
Incluso escucharlo apagarse en un momento y sentir la inercia de la pendiente tirando de nosotros hacia atrás, como un globo que quiere volar pero el hilo lo retiene. Por suerte la cosa no fue más que un susto y logramos llegar a la cima del camino para tomar la curva tranquilamente.
Ahí fue donde encontramos la estatua al obrero de la fundición y con él, al corazón tandilense. Un poco como en la película del Profesor Hippie, nos encontramos con la historia e imagino que esa ha de haber sido la expresión de nuestras caras.
Entre las primeras actividades económicas de la región cuentan las rurales y el comercio que más tarde devinieron en labores de los picapedreros, espíritu fuerte de la región. Se cuenta que los primeros en realizar estas actividades fueron los inmigrantes Italianos, españoles y daneses. Entre estos últimos, tal vez el más importante para la historia local sea Juan Fugl. Fue él quién en 1850 comenzó la construcción de un molino harinero a orillas del arroyo, cambiando el ganado por el trigo como actividad económica en la región. Por desgracia esta construcción se ha perdido; sin embargo, si se conserva una chimenea de posteriores proyectos que ocuparan el predio en cuestión. A su memoria es también el monumento que mira al dique.
Pero a comienzos del siglo XX se agrega otra actividad que caracteriza a esta ciudad y son las fundiciones de hierro y metales. A ellos el homenaje que nos topamos casi por casualidad cuando salíamos del cerro del Quijote,“El Fundidor” obra de Hugo Jarque y Mariana Debaz y desde el cual, se tiene una vista muy bella del lago y el dique.
El dique en cuestión es una obra de 1964 y esta ahí para proteger a la población de las crecidas del lago producto del agua que baja de los cerros. Se dice que su inauguración, contó con la presencia de la princesa Benedicta de Dinamarca.
Espejo artificial que reúne a familias enteras a practicar deportes al aire libre desde la pesca, pasando por variados deportes relacionados al agua como caminatas y running, es un poco como el sistema circulatorio de la ciudad, encausando grandes cantidades de agua. El lugar invita a relajarse y por que no, incluso algún picnic.
Pero lo curioso es que si uno continua circundando el lago y el dique, y si recuerdan la estatua de las que les hablé en Rauch, podrán comprobar al toparse con una del rockero Norberto Aníbal Napolitano - Pappo - que sumada a la de la obra de Cervantes, parece ser tendencia en la zona ese tipo de esculturas de imponente porte y realizadas con materiales reutilizados. En la escultura que es de metal, trabajaron varios escultores y para la confección del músico en la moto con la guitarra, se recibió la donación de materiales, de manos de empresas y particulares; siguiendo, tal vez, el impulso de los latidos de un corazón de acero.
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